¿Qué significa el miedo al rechazo y al abandono?

Todos nos sentimos reconfortados cuando recibimos la aprobación de los demás. Pero, de ahí a estar limitados por el miedo al rechazo, existe una delicada línea que es peligroso cruzar. Este es un tema íntimamente ligado a la dependencia emocional, aunque no necesariamente desembocar en esa vertiente. En cualquier caso, cuanto antes detectes que algo no funciona como debería, antes podrás solucionarlo. Estas son algunas de las claves que te pueden ayudar a entender lo que te pasa.

 

El significado del miedo al rechazo

 

Una de las cuestiones que complican más este asunto del miedo al rechazo es que es bastante habitual que se manifieste de forma muy compartimentada. Es decir, que puedes sentirlo solamente rechazo en el ámbito laboral o, por el contrario, que tu temor sea el del sufrir el abandono de tu pareja. Y, sin embargo, no tengas ese tipo de trabas cuando te desenvuelves en el círculo de tus relaciones sociales o familiares.

 

Estos son solo algunos ejemplos. Realmente el miedo al rechazo, en su origen, aparece cuando una persona tiene la sensación de que podría perder la aprobación de alguien que para ella es significativamente importante. Porque esa falta de apoyo sobre un hecho concreto nos lleva a pensar que la relación puede deteriorarse definitivamente.

 

Sin embargo, cuando esta sensación de miedo a perder la estima o el afecto se prolonga en el tiempo, hay muchas posibilidades de que baje tu autoestima y crezca tu inseguridad. Es en ese punto en el que el miedo al rechazo se generaliza. Ya no afecta exclusivamente a las personas que te importan. Al contrario, se produce incluso más frente a desconocidos. Este temor suele ir acompañado de un exagerado sentido del ridículo y una pérdida de confianza en nuestras capacidades. Empieza a convertirse en lo que los psicólogos identificamos como una fobia social.

 

Cómo se manifiesta el temor a ser abandonado

 

El problema del miedo al rechazo es que la persona acaba adoptando una especie de máscara tras la que oculta su verdadero yo. No manifiesta sus opiniones, ni muestra sus habilidades o comparte sus ilusiones. Y cuanto más tiempo lleve simulando ser alguien que no es, más pérdida se encontrará.

 

Además, todas estas disfunciones se producen de una manera muy sutil. Normalmente, no hay crisis o ataques que sean fáciles de identificar como si ocurre con la ansiedad, la depresión o el estrés. Para identificar si eres víctima del miedo al rechazo, puedes fijarte en señales de alerta como:

 

  • una excesiva sociabilidad: aunque parezca contradictorio, ese miedo a estar solo puede llevarte a ser demasiado extrovertido provocando ficticiamente tener siempre compañía.
  • exigencia de respuestas inmediatas: si un amigo tarda en devolver la llamada o no hay una contestación automática a un mensaje, la persona se pone nerviosa y le dominan pensamientos negativos.
  • uso del chantaje emocional: presionan las decisiones de otros con frases del tipo “no podría seguir adelante con este proyecto sin ti”.
  • la complacencia desmesurada: el miedo al rechazo hace que digas a todo que si, incluso aunque sea algo que realmente te incomoda.
  • problemas de sueño, frecuentemente acompañados de pesadillas de fuerte intensidad.

 

Superar el miedo al rechazo

 

El origen de este desajuste emocional suele explicarse porque la persona ha vivido de forma traumática una experiencia de abandono en alguna etapa anterior. Puede haber sido en la muerte de un progenitor en la infancia o experiencias de acoso escolar. Pero, en otras ocasiones, no es necesario haber pasado por una situación tan extrema. Basta con:

 

  • la falta de referentes solventes.
  • tener un rasgo diferenciador (llevar gafas, sobrepeso, ser de otra raza…) y pensar que eso hace que no seamos válidos.
  • una educación con conceptos muy rígidos sobre lo que es o no aceptable.
  • vivir a la sombra de una persona que acapara toda la atención (un hermano mayor, un compañero de clase brillante o un amigo arrollador por su simpatía).

 

El tratamiento de esta fobia social se asienta sobre la recuperación de la autoestima. Conlleva un proceso de aprendizaje que te enseña a asimilar los rechazos como una experiencia más que incorporar a tu crecimiento personal. A veces puede ser interesante abordar la causa concreta, pero no es así en todos los casos. Respecto a las terapias, depende del paciente, se usa desde el mindfulness, hasta la EMDR (cuando se identifica un fuerte trauma como causa).

 

Desde Pensaments te lanzamos un mensaje de optimismo, puedes superar tu miedo al rechazo y al abandono. No es una frase hecha, si te lo decimos es porque tenemos la experiencia de ver cómo lo consiguen quienes acuden a nuestra consulta online.