Labilidad puede considerarse sinónimo de inestabilidad. Pero cuando hablamos de las emociones… ¿A qué nos referimos?
Las emociones no son constantes y tampoco pecan de racionales. Muchas veces nos sentimos decaídos sin motivo aparente, o tenemos la sensación de no tener una razón de peso para sentirnos de esa forma. No obstante, la emoción está allí y afecta de forma directa en nuestro estado de ánimo y, consecuentemente, en nuestra conducta.
Sentir diferentes emociones a lo largo de la jornada no es nada fuera de lo normal, de hecho, es probable que durante el día tengamos emociones diversas y nos afecten en mayor o menor medida.
Cuando hablamos de labilidad emocional, en cambio, nos referimos a cambios más bruscos: oscilaciones reiteradas de emociones diversas que cambian rápidamente, de forma casi inesperada y que no tienen porqué seguir un patrón regular.
En psicología, podemos entender la labilidad emocional como una parte de la sintomatología que presentan las personas en consulta. Siempre y cuando cree interferencia y genere malestar, la labilidad emocional debe atenderse y en nuestra disciplina, disponemos de herramientas para gestionar el malestar significativo y suavizar esa labilidad que puede generarse a nivel emocional.
No debemos olvidar que un cierto grado de labilidad emocional lo encotramos en todas las personas, ya que todos y todas tenemos un flujo de emociones cambiantes (algunos más constantes y otros menos) que nos caracteriza. La labilidad emocional debe tratarse cuando nos provoca malestar y los cambios emocionales son difíciles de gestionar.
Las personas no somos máquinas programadas para responder a estímulos de forma automatizada y programada. A lo largo de nuestro periodo de aprendizaje, vamos adquiriendo conocimientos y estrategias sobre cómo responder a las demandas del entorno y con los años aprendemos a interpretar y anticipar el contexto según las demandas que se presentan.
Aún así, sería muy ambicioso creer que siempre vamos a ser capaces de responder de la misma manera ante una misma demanda y que nuestras reacciones son fruto de un patrón conductual cerrado y hermético: el mundo de las emociones es complejo y como seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos e ir variando nuestra forma de actuar. Por eso, es importante pedir ayuda cuando sea necesario y trabajar en ese aspecto para lograr una mayor estabilidad y bienestar a nivel emocional. Eso si, ¡cuanto más trabajamos las emociones, más podemos aprender a entenderlas y gestionarlas!
Últimos articulos
Esta web utiliza cookies para mejorar la experiencia de usuario. Si continúa navegando está aceptando su uso y el de nuestra política de cookies