¿Amor o dependencia afectiva?

Hablar de sentimientos es siempre un tema delicado, porque entran en juego factores de muy distinta naturaleza. Claro que cada persona es un mundo y su manera de sentir es distinta. Pero, ¡no! La dependencia afectiva no es amor. No debes dejarte llevar por ideas peligrosas sobre las relaciones amorosas absorbentes y excluyentes. Ayudarte a liberarte de estas situaciones tóxicas y vivir experiencias sentimentales plenas es el objetivo de este artículo.

 

No llames amor a lo que es dependencia afectiva

 

Es esencial que, como sociedad y como individuos, comencemos a desprendernos de determinados estereotipos demasiado extendidos sobre lo que es el amor. Se trata de uno de los sentimientos que más influyen en nuestro desarrollo emocional y, por ello, aún es más importante entender qué es o, aún mejor, qué no es:

 

  • El amor no es sufrimiento. Puede que quede muy bien como letra de una balada o argumento de un culebrón televisivo, pero no te confundas, querer no duele. O no debería doler. Cuando una relación te hace daño, probablemente estés viviendo un proceso de dependencia afectiva. Es normal que existan dificultades y conflictos, momentos menos gratificantes, pero no sufrimiento en ese sentido más dramático.
  • Amar no es sinónimo de felicidad. Este es el extremo opuesto al error anterior. Aquí lo que hacemos es transmitir la idea de que solo cuando vives enamorado puedes alcanzar la felicidad completa. Es cierto que las personas somos seres sociales, pero la relación de pareja no es la única forma de alcanzar esa plenitud de nuestra faceta social. Desde luego, no tendría que ser el objetivo por el que te unes a otra persona.
  • Solo existe amor entre iguales, cuando en la relación uno está sometido a la voluntad del otro, eso es dependencia afectiva. Una cosa es intentar adaptarse y acercar posiciones y otra muy distinta, renunciar a tu esencia como individuo.
  • Quien ama ofrece, no exige. Generalmente, las relaciones afectivas sanas se desenvuelven en un ambiente de reciprocidad, cada miembro aporta a la convivencia. Un dependiente emocional espera que su pareja le “devuelva” el amor que él le da. Alguien enamorado disfruta queriendo. Eso no quiere decir que no te sientas mejor cuando tu pareja te demuestra su amor por ti, pero lo que no haces es exigirlo.

 

Claves para identificar una relación afectiva dependiente

 

Ya ves, el amor nada tiene que ver con declaraciones altisonantes de compromiso eterno. Una relación saludable tiene pasión y un toque de irracionalidad, ya que nunca se sabe por qué esa persona te ha elegido a ti y tú a ella. Pero, sobre todo, es un compromiso consciente, basado en el respeto y la igualdad, al que ambas personas llegan voluntariamente. Y, también, voluntariamente pueden abandonarlo de forma individual cuando así lo sienten.

 

En Pensaments somos poco amigos de las afirmaciones absolutas. Sin embargo, en este supuesto de la dependencia afectiva, podemos ser contundentes asegurando que una relación tóxica difícilmente se transforma en una experiencia amorosa saludable. Es prácticamente imposible que algo que se inicia como una dependencia afectiva desemboque en una relación de pareja enriquecedora. Por eso, es tan importante que detectes enseguida esa realidad. Estas señales de alerta te serán de gran utilidad:

 

  1. Idealización extrema de la pareja. Cuando te enamoras, amas a una persona en su conjunto, con sus virtudes y con sus defectos. Pero, eso no implica que no seas consciente de que no es perfecta.
  2. Obsesión por el otro. Si tienes que saber en cada momento dónde está, si eres de los que llaman constantemente a tu pareja, si intentas agradarle y obsequiarle continuamente… ¡Cuidado!, tiene todos los atributos de ser una relación de dependencia afectiva.
  3. Pánico ante la idea de la separación. Todo el mundo que inicia una relación de pareja lo hace con la mayor ilusión, con la intención de que dure el máximo tiempo posible. Pero, no a costa de cualquier precio. Las separaciones no son procesos sencillos, ni gratificantes. Pero, eso es una cosa y algo muy distinto pensar que no podrías superar una ruptura. Expresiones del tipo “Sin ti, me muero” o “La vida sin ti no tiene sentido” han hecho mucho daño a las relaciones de pareja y nunca se deben identificar con el verdadero amor.

 

Es demasiado frecuente confundir el amor con la dependencia afectiva. Un tema con derivadas preocupantes a cualquier edad, pero especialmente peligroso cuando hablamos de adolescentes que se están iniciando en el mundo de las relaciones de pareja. La atención psicológica es una herramienta muy eficaz para ayudarte a diferenciar entre estas dos realidades. Pedir ayuda a tiempo es siempre la mejor opción.