Ataques de ira: aprende a gestionarlos y reducirlos

Cierto que vivimos unos tiempos convulsos, caracterizados por la imprevisión, que no ayudan a mantener la calma. Pero, eso no es excusa para dejarnos llevar por ataques de ira. Independientemente del trasfondo que pueda estar en su origen, básicamente hay un trabajo de autocontrol que todos deberíamos poner en práctica. Vas a comprobar que no es tan complicado.

 

¿Cómo identificar los ataques de ira?

 

El intercambio de opiniones o los roces propios de la convivencia con otras personas derivan en enfados y discusiones en no pocas ocasiones. Estas confrontaciones, más o menos elevadas de tono, son una cosa y los ataques de ira, otra bien distinta. ¿Cómo puedes distinguir si te estás dejando llevar por una ira descontrolada? Aquí tienes algunas claves:

 

  • Los ataques de ira son consecuencia de una sucesión de enfados. Es decir, sueles enfadarte con frecuencia, debes encender las primeras alertas.
  • Subyace un sentimiento de humillación, una sensación de que el mundo está contra ti y no se te mide por el mismo rasero que a otros.
  • La reacción es desproporcionada y con tintes violentos: gritos, insultos e, incluso, golpes en objetos. En los casos más preocupantes, puede llevar a la agresión a otras personas.
  • Síntomas físicos como aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular, sudoración o enrojecimiento en el rostro, son las más comunes.

 

Las consecuencias de no controlar la ira

 

Es probable que hayas escuchado que es positivo sacar las emociones, no contenerlas. Puede ser un buen consejo, pero con muchas limitaciones. Sobre todo, cuando soltar lo primero que se te pasa por la cabeza, acaba hiriendo a una tercera persona. Pero, tampoco es beneficioso para ti dejarte llevar por ataques de ira. Estas son algunas de las consecuencias que vas a sufrir:

 

  • Un profundo deterioro de tu imagen, de la percepción que los demás tienen de ti. Lo peor de esta situación es que es un difícil restaurar después esa imagen.
  • Ruptura de relaciones personales a todos los niveles y con la consiguiente sensación de aislamiento social.
  • Sentimientos profundos de culpabilidad y arrepentimiento que van minando tu autoestima.
  • En los casos más violentos, problemas con las autoridades que pueden tener consecuencias legales.

 

Claves para controlar los ataques de ira

 

De nuevo, vamos a referirnos a la importancia de saber gestionar las emociones con la clave para tener control sobre posibles ataques de ira. Es importante recordar que la ira es una de las emociones básicas del ser humano y que tiene la función de mantenernos alerta frente a posibles peligros.
Por tanto, no se trata de suprimir la ira. De lo que hablamos es de saber gestionarla, siguiendo estos consejos:

 

  1. El clásico consejo de contar hasta 10 antes de reaccionar funciona muy bien con los ataques de ira. O si quieres que te lo digamos de otra forma, piensa antes de actuar.
  2. El poder de las palabras. A veces no es tanto lo que dices, sino cómo lo dices. Intenta usar la primera persona para explicar lo que te ha molestado, en lugar de acusar directamente a la persona. Está claro que no es lo mismo decir “eres un mal padre porque no te ocupas del bebé nunca”, a comentar “me siento fatal porque no se te ocurre levantarte por la noche cuando oyes llorar al peque”.
  3. El sentido del humor lima muchas asperezas. Ironiza sobre tu propio enfado que es una fórmula que suele aligerar la tensión. Eso sí, evita el sarcasmo porque producir el efecto contrario, que la otra persona se sienta humillada.
  4. No evites o ignores tus pensamientos negativos. Ningún conflicto se soluciona por dejarlo aparcado y no hablar sobre él. Las emociones negativas son una parte más de nuestro crecimiento, hay que identificarlas, analizar por qué te sientes así e intentar reescribirlas en positivo. Si huyes de ellas, se irán acumulando y el problema irá a más.
  5. El control de la respiración y la práctica de alguna técnica de relajación son herramientas muy útiles para manejar los primeros momentos de los ataques de ira.
  6. Cuídate. Llevar una dieta saludable, hacer ejercicio y descansar bien son los tres pilares del bienestar físico. Y ya sabes que, si te sientes bien con tu cuerpo, aumenta tu seguridad y es más fácil desarrollar pensamientos positivos.
  7. El rencor es el mejor aliado de los ataques de ira. Enconarte en el dolor e insistir en visualizar acontecimientos negativos, solo hace que la ira se cronifique. Piensa en el placer que se siente cuando perdonas a alguien y ponlo en práctica lo más posible.

 

Los ataques de ira son frecuentes y están muy extendidos, pero eso no puede justificar que no hagamos algo para contener estas reacciones desproporcionadas. Por tu bien y por el de las personas con las que te relacionas. Puedes intentar controlarlos con estos consejos y, si te ves incapaz, puedes acudir a nuestra consulta psicológica. ¡Estaremos contigo todo el tiempo que nos necesites!