Cómo saber si tu hijo sufre estrés

Solemos asociar con la salud mental en la infancia con problemas de depresión, trastornos de comportamiento o de aprendizaje. Sin embargo, hay que poner el foco también en el estrés en los niños, una patología cada vez más frecuente. Es esencial que padres y otros adultos de su entorno conozcáis los síntomas con los que se manifiesta, para tomar medidas lo antes posible.

 

¿Por qué aparece el estrés en los niños?

 

La infancia no es ese paraíso idílico que recordamos desde nuestra visión de adultos. No lo ha sido nunca y cada sociedad, por su estilo de vida y sus valores, provoca un tipo u otro de dificultades emocionales en sus miembros más pequeños. Los niños están sometidos a presiones externas, internas o ambas a la vez, de distinta naturaleza. En el caso de las sociedades desarrolladas, la competitividad, la exigencia de perfección y la excesiva presión de los padres explican, en gran parte, el aumento del estrés en los niños.

 

Realmente, desde la perspectiva psicológica, detectamos varias causas que provocan estrés en los niños:

 

  • La dificultad de manejar su rutina diaria: hechos tan superficiales como dejarse la carpeta de los deberes en casa o haber llegado tarde a un entrenamiento pueden ser el detonante del estrés en los niños.
  • Una tensión proveniente de sucesos concretos: un cambio de colegio, el divorcio de sus padres, el nacimiento de un hermano… Situaciones imprevistas, en las que el niño se siente indefenso e inseguro porque no sabe qué se espera de él.
  • Sobrecarga de actividades: nos empeñamos en llenar las agendas de nuestros hijos con todas las actividades del mundo, con la buena intención de que estén mejor preparados. Sin embargo, provocamos el efecto contrario, niños desorientados y angustiados porque no llegan a todo. Cada vez hay más voces desde la Psicología que reivindican el papel insustituible que juega el aburrimiento en el desarrollo de nuestro cerebro, ¡tenlo en cuenta!
  • Problemas en su entorno social: el acoso escolar, la dificultad para hacer amigos o una mala integración en el equipo dónde entrena, son algunas de las situaciones más frecuentes que originan estrés en los niños.

 

Los 10 síntomas de un niño estresado

 

Es probable que te hayamos generado dudas al leer el planteamiento anterior, porque refleja circunstancias muy comunes y te preguntes cómo se detecta el estrés en los niños. Estos son los síntomas de los que tienes que estar pendiente:

 

  1. Problemas de sueño: insomnio, dificultad para conciliar el sueño y pesadillas son los más frecuentes.
  2. Cambios alimentarios: no les apetece comer o comen sin control.
  3. Molestias físicas: el estrés en los niños tiene una fuerte somatización y se traduce en dolor de cabeza, estómago, muscular…
  4. Exceso de irritabilidad.
  5. Cambios bruscos de estado de ánimo, con predominio de las fases de tristeza y miedo.
  6. Desgana generalizada, ni siquiera les apetece hacer aquello que tanto les gusta.
  7. Bajada repentina de su rendimiento en el cole, en el deporte o en cualquier actividad.
  8. Regresiones: sobre todo en los niños más pequeños, el estrés puede llevarles a etapas ya superadas, como perder el control de los esfínteres o volver a chuparse el dedo.
  9. Aparición de tics nerviosos como tocarse el pelo, mover involuntariamente una pierna o morderse las uñas.
  10. Disminución en sus interacciones sociales, especialmente, rechazo a estar con otros niños.

 

¿Cómo abordar el estrés infantil?

 

Sabemos que quieres hacer todo lo que esté en tus manos para evitarle sufrimiento innecesario a tus hijos. No siempre será posible, incluso aconsejable, porque superar dificultades es una parte innata del crecimiento personal. Sin embargo, sí está en tus manos aliviar o minimizar problemas como el estrés en los niños. Estos consejos son útiles para prevenir su aparición:

 

1. Cuidar su entorno cotidiano

 

No se trata meter a tu hijo en una burbuja para que no se vea expuesto a dificultades. Te hablamos de crear un ambiente relajado, con unos horarios regulares y unas rutinas que cubran todas sus necesidades vitales.

 

2. Mantener una buena comunicación

 

Lo ideal es motivar desde pequeños a nuestros hijos para que compartan con nosotros sus inquietudes o sus miedos. Es importante enseñarles con el ejemplo, que noten cómo tú les cuentas tus cosas, adaptadas a sus capacidades de comprensión. Desde luego, no hagas nada parecido a someterle a un interrogatorio inquisitorio con el que se sienta juzgado.

 

3. Dotarle de recursos

 

Hay que ayudar a los niños a entender el mundo y sus propias reacciones. Las habilidades más eficaces para manejarse con las dificultades son el espíritu crítico y la creatividad.

 

En Pensaments te proporcionamos apoyo psicológico especializado en el estrés en los niños. Recuerda que es fundamental que los terapeutas que trabajan con los más pequeños tengan formación y experiencia en Psicología infantil. Nuestros niños y niñas se merecen un abordaje diferenciado de sus problemas.