Mi hijo no tiene amigos: ¿Cómo ayudarlo?

Quizá es una de las consecuencias del exceso de protección de los progenitores actuales, aunque eso no minimiza la posible gravedad de algunos casos. Lo cierto es que cada vez son más los padres que acuden a la consulta del psicólogo con la preocupación de “mi hijo no tiene amigos”. Intentamos poner este asunto en sus términos reales y proporcionarte consejos útiles para ayudar a tus hijos con su socialización.

 

¿Cuándo la expresión “mi hijo no tiene amigos” es real?

 

Sabemos que tener un hijo, hoy en día, implica una presión añadida respecto a otras épocas. ¡Todo tiene que ser perfecto o parece que habremos fracasado en nuestra responsabilidad! Sin embargo, un niño aislado socialmente puede sufrir mucho y tener serias repercusiones en su desarrollo emocional.

 

Por eso, cuando un padre nos interpela preocupado porque su hijo no tiene amigos, lo más importante es empezar por poner en contexto esa frase. Para hacerlo, empezamos por aclarar algunas cuestiones básicas:

 

  • La edad del menor: no tiene nada que ver el problema de la socialización en la primera etapa de la infancia que en la adolescencia.
  • Las circunstancias objetivas: si acabamos de trasladar nuestra residencia, si hemos cambiado al niño de colegio o si ha estado una temporada en casa por una enfermedad. Estas y otras similares son situaciones que pueden ocasionar una desconexión temporal en las relaciones sociales de tu hijo.
  • La personalidad del menor: los niños introvertidos o tímidos suelen tener un círculo de relaciones más reducido, incluso solo con uno o dos amigos. Mientras no se haya producido un cambio brusco de temperamento o una ruptura radical en sus amistades, no estaríamos ante un problema.

 

Razones que dificultan la socialización de los niños

 

Una vez contrastado que realmente existe un problema con tu hijo y es cierto que no tiene amigos, necesitamos encontrar las causas de ese aislamiento. Así podemos actuar proponiendo las soluciones efectivas a cada caso. Generalmente, como siempre en Psicología, no existe una única razón, sino un conjunto de motivos. Entre los principales:

 

  • El niño presenta conductas que generan rechazo: es violento en sus reacciones, muy arrogante o autoritario, tiende a acusar a los demás o es muy ofensivo en sus comentarios.
  • Carece de habilidades sociales como la empatía o es excesivamente inseguro.
  • Tiene una dependencia de las nuevas tecnologías: un problema cada vez más creciente y a edades más tempranas.
  • No tiene intención social: esta es una expresión que usamos los psicólogos para definir una disfunción en la que los niños no necesitan interactuar e, incluso, no disfrutan con el juego con sus iguales. Probablemente, es el supuesto más delicado y, sin duda, el que requiere de una intervención psicológica rápida.
  • Sufre bullying o acoso escolar: el miedo y desconfianza que provoca esta intimidación no se ciñe al entorno en el que se vive el acoso, normalmente se traslada a cualquier ámbito y el menor se aísla totalmente.

 

Cómo ayudar si mi hijo no tiene amigos

 

En la mayor parte de los supuestos que hemos planteado, lo recomendable es que padres e hijos contéis con el apoyo y asesoramiento del psicólogo, al menos para diagnosticar las causas y encauzar el problema. Pero, el papel de los progenitores en este tema de las amistades de los hijos es esencial si pensamos en la prevención.

 

En nuestras manos, como padres, está siempre la educación en valores. Una enseñanza que debe ser progresiva e iniciarse ya desde la más tierna infancia, sobre todo en aspectos como:

 

  • Las acciones tienen consecuencias: si se falta al respeto, se insulta o tiene que imponer sus gustos, tu hijo debe entender que los demás no querrán jugar con él. Y tú no debes estar ahí para consolarle, sino para hacerle entender por qué los otros niños reaccionan así y cómo cambiarlo.
  • Hay que compartirdemasiados hijos únicos y la costumbre de que cada uno de nuestros hijos tenga de todo, hacen que se haya perdido el hábito de compartir. No ya juguetes, sino espacio o tiempo. Los hermanos tienen sus habitaciones separadas, cada uno con su tele, su ordenador, sus libros, su balón, su bici. Los alumnos van al cole con su propio material escolar, no usan uno común. Todos estos pequeños gestos hacen que los niños no estén acostumbrados a compartir cosas, lo que se traslada a todas sus actuaciones y formas de entender las relaciones.
  • Control del tiempo de uso de las tecnologías, pero que solamente funcionará si como padres damos ejemplo.
  • No presionar: cada niño es un mundo y tiene su ritmo. Que los compañeros de tu hijo empiecen a salir a los 11 años y el tuyo no quiera, no es un problema en sí.

 

Esperamos haberte proporcionado claves para manejar tu preocupación sobre cómo ayudarle porque mi hijo no tiene amigos. En cualquier caso, en Pensaments, contamos con especialistas en atención psicológica infantil y psicología para adolescentes que trabajarán con ellos sus habilidades de socialización, para que afronten autónomamente este asunto.