Las relaciones basadas en la dependencia emocional

Las relaciones basadas en la dependencia emocional

Las personas necesitamos sentirnos queridas y querer. De hecho, es un factor determinante para nuestro bienestar emocional y mental. Sin embargo, las relaciones sentimentales no son beneficiosas por el mero hecho de existir, deben cumplir ciertos requisitos para ser satisfactorias. Probablemente, la dependencia emocional es el caso más representativo del daño que puede causar una relación tóxica. 

Es un asunto serio y más frecuente de lo que imaginas. De ahí que sea imprescindible que cada uno de nosotros seamos capaces de identificar cuándo nos estamos metiendo en el círculo peligroso de la dependencia emocional. Es esencial romper esos vínculos emocionales lo antes posible, porque las secuelas con el tiempo se agravan significativamente. Sin alarmas, pero con firmeza, desde los psicólogos sabemos que este es uno de esos asuntos en los que se tiene que actuar.

 

¿Qué es la dependencia emocional?

Una primera aclaración que debe ponernos en alerta, la dependencia emocional no es un problema exclusivo de las relaciones de pareja. Aunque es en este ámbito en el que se suele manifestar con más contundencia, esta relación disfuncional se puede dar entre padres e hijos, con amigos o en cualquier ámbito social.

La dependencia emocional es una alteración afectiva que se caracteriza por la asimetría, es decir, una de las personas tiene una necesidad extrema y desproporcionada de recibir afecto por parte del otro miembro de la relación. Esa necesidad es de tal intensidad que el dependiente emocional acaba teniendo un comportamiento en el que pierde toda su autonomía y supedita sus actuaciones a la aprobación de la otra persona.

Cuando los psicólogos atendemos un caso de dependencia emocional en una relación duradera es frecuente que tengamos que hacer ver a nuestros pacientes que se trata de un problema de carácter bidireccional. Hace falta un dependiente emocional, pero también una persona que asuma el rol de “dominador emocional”. Sin la aceptación de su papel por parte de estos dos protagonistas, la relación no sigue adelante.

 

Causas que explican este problema

Hay muchos condicionantes externos que crean un marco propicio para que se desarrolle la dependencia emocional. No queremos decir que sean directamente los causantes, pero desde luego conceptos como el amor romántico incondicional para toda la vida que se ensalza en el cine y la literatura es una pésima influencia. Es lo que en psicología se conoce como esquemas mentales desadaptativos.

Sin embargo, el mayor foco debe ponerse precisamente en el tipo de relación que se establece con los padres en la infancia. El vínculo paterno-filial debe asentarse en tres pilares: proporcionar seguridad, permitir la experimentación y exploración personal y generar un entorno de calma que nos ayude a regular las nuestras emociones. Cuando hay un exceso de sobreprotección o una carencia de atención, el niño desarrolla inseguridad, que intenta resolver adaptándose al entorno sin criterios o límites, solo buscando un reconocimiento externo que le haga sentirse mejor. Es el caldo de cultivo perfecto para establecer relaciones de dependencia emocional en el futuro.

Otros motivos que suelen estar en el origen de la dependencia emocional son:

  • Falta de autoestima hace que una persona module su seguridad a través de las reacciones de otros. Al final, siempre necesitan la aprobación de su entorno para actuar y centran sus esfuerzos en agradar a los demás.
  • Un miedo excesivo a la soledad, ya que el dependiente es alguien inseguro e insatisfecho que necesita el contacto continuo con otras personas para sentirse feliz.
  • Carencia de habilidades sociales, especialmente la empatía o la asertividad, lo que les impide defender sus ideas por miedo al rechazo y potencia el afán de exclusividad respecto a la persona querida.

 

Consecuencias de la dependencia emocional

La incapacidad de establecer relaciones afectivas saludables y enriquecedores siempre deja secuelas en las personas, tanto en su parte más íntima y emocional, como en su entorno social, laboral y familiar. Entre las principales consecuencias de la dependencia emocional podemos destacar:

  • Dificultades de comunicación
  • Imposibilidad de establecer relaciones duraderas, no solo amorosas, también de amistad o con compañeros de trabajo, hermanos…
  • Problemas sexuales
  • Aceptación de los malos tratos físicos o psicológicos
  • Tendencia a sufrir depresión o ansiedad

Pero, la buena noticia es que se puede superar la dependencia emocional. El primer paso, por supuesto, es reconocer lo que estamos viviendo. Y, después, iniciaremos una terapia en la que te proporcionamos herramientas para que puedas hacerte responsable de tu propia vida y, así, ir ganando en autoestima y seguridad. Finalmente, quedaría un trabajo de aceptación del aquí y ahora, liberándote de situaciones o personas a las que te sentías atado. Y, por supuesto, aprenderás poco a poco a perder el miedo a la soledad.

Estas son algunas de las propuestas que te hacemos desde Pensaments. Porque sabemos que la dependencia emocional es muy limitadora, nos comprometemos a ayudarte a salir de ella.