¿Por qué hay que fomentar la educación emocional?

La manera en la que se ha enfocado la enseñanza a lo largo de la historia ha ido variando, afortunadamente. Lejos de los rígidos modelos autoritarios de otros tiempos, hoy se entiende que las aulas son un espacio para el crecimiento integral de los niños y niñas. En este nuevo contexto, aún queda por dar un paso más, el de incorporar la educación emocional con el mismo nivel de interés que se da otras formas de conocimiento. Analizamos las ventajas de este cambio.

 

Recordando qué es la educación emocional

 

Las emociones son una parte esencial del ser humano, al mismo nivel que las capacidades intelectuales o las físicas. Cuando hablamos de educación emocional nos referimos al proceso educativo que incide en el desarrollo y potenciación de las competencias emocionales. Es importante que este aprendizaje se supervise y se encauce desde la más tierna infancia y, además, que se mantenga de manera progresiva y continua a lo largo de toda la etapa educativa.

 

El papel de la inteligencia emocional es clave para poder gestionar nuestras propias emociones y para relacionarnos con los demás. Actualmente, ya nadie discute que las competencias emocionales son un instrumento de gran valor no solo en el ámbito de las relaciones personales y sociales, sino también es trascendental el papel de la IE en el marco laboral o en cualquier actividad humana.

 

Los beneficios de educar en inteligencia emocional

 

Si asumimos la importancia que la gestión de las emociones tiene en todos los ámbitos de la vida, parece evidente que es esencial educar en esta área para que una persona desarrolle todo su potencial. Pero, no está de más entrar en el detalle de algunas de las ventajas que aporta:

 

  • Las habilidades en materia de gestión emocional sirven para mejorar la autoestima y creer en las propias capacidades.
  • Ayuda a incrementar nuestra empatía, hacia nosotros mismos y hacia los demás.
  • La educación emocional proporciona herramientas para resolver conflictos.
  • Permite que la persona establezca relaciones más sólidas y estables. Este punto es muy importante en etapas especialmente complicadas como la adolescencia.

 

¿Cómo se debe plantear la educación emocional?

 

La tarea de educar a los hijos recae, indudablemente, en sus progenitores. Sin embargo, el apoyo que se da desde las escuelas es imprescindible para que ese aprendizaje sea completo. Por eso, se hace necesario que exista comunicación bidireccional entre el ámbito de la familia y el escolar, siempre con afinidad de criterios y objetivos.

 

En el caso de la educación emocional, es aún más importante que haya esta buena conexión y que no se produzcan disonancias entre lo que se les transmite a los niños en el cole y en casa. De ahí que sea esencial que los padres sepamos cómo se debe plantea este aprendizaje.

 

Según Daniel Goleman, autor del libro “Inteligencia Emocional” y uno de los máximos responsables de poner el foco de atención en este tema, la estrategia de una correcta educación emocional tiene que articularse en torno a 4 aspectos:

 

1. Conocimiento de las propias emociones

 

El punto de partida de cualquier abordaje de la educación emocional pasa porque el niño sea capaza de reconocer sus emociones. En este punto, no hablamos todavía de ser capaces de controlarlas, primero es necesario saber identificarlas.

 

2. Manejo de las emociones

 

No olvidemos que existen emociones positivas y otras de naturaleza negativa, pero ambas son igual de reales y necesarias. Sin embargo, las negativas suelen tener una influencia perturbadora que puede desbordarnos. Uno de los objetivos de la educación emocional es enseñar a manejar todas las emociones, para que exista un equilibrio y ninguna acabe descontrolada.

 

3. Capacidad de automotivación

 

Para combatir el miedo al fracaso, que tiene unos efectos limitadores y que influye directamente en la paralización del crecimiento personal, hay que enseñar a los más pequeños a motivarse para superar las dificultades y los fracasos.

 

4. Reconocimiento de las emociones del otro

 

Nos hemos habituado a integrar el término “empatía” en nuestras conversaciones más cotidianas. Pero, ¿sabemos realmente de qué hablamos? Pues de la comprensión de lo que sienten otras personas, sobre todo en momentos duros de su vida. Para poder hacerlo, antes tenemos que ser capaces de tomar conciencia de nuestras propias emociones.

 

Desde Pensaments promovemos la educación emocional como una parte esencial del aprendizaje. Proporciona herramientas esenciales para afrontar los retos que se van presentando a lo largo de la vida, especialmente los que tienen que ver con las relaciones con otras personas. Cualquier momento es bueno para profundizar en tu inteligencia emocional. Contacta con nuestro equipo de atención psicológica y te ayudaremos a conseguirlo.