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¿Qué es la ira del conductor?

Seguro que has sido testigo de la transformación de ese apacible amigo en una persona vociferante y agresiva, que te resulta imposible reconocer. Y todo, en cuestión de segundos. ¿Qué ha pasado entremedias? Solo que iba al volante de su coche. Esta reacción es lo que se conoce como ira del conductor. Una conducta disruptiva, muy habitual y peligrosa, porque incide en el riesgo de sufrir un accidente. Importante, pues, conocer los mecanismos que la motivan y cómo puedes ponerle freno.

 

¿En qué consiste la ira del conductor?

 

La escena que hemos descrito antes podría parecer sacada de las mejores comedias de Almodóvar y provocarnos un sano ataque de risa. Salvo por el detalle de que se trata de una realidad que se produce a diario en nuestras carreteras. Y, sobre todo, porque la ira del conductor no es una anécdota, sino que atenta contra nuestra seguridad y del resto de conductores.

 

Recordemos que la ira es una de las emociones básicas del ser humano. Normalmente, este enfado extremo surge como reacción de indignación ante un obstáculo o dificultad que nos impide alcanzar un objetivo. Nos sentimos vulnerados injustamente y lo manifestamos con virulencia. Y tendría la función de estimularnos para rebelarnos e intentar superar esa limitación.

 

Pero, no hay duda de que es una emoción potencialmente peligrosa, que debemos controlar porque puede inducir a situaciones agresivas y violentas. En el caso de la ira del conductor, se puede manifestar en una gama de reacciones muy variada. El nivel de intensidad de estas es directamente proporcional al peligro que implican:

 

  • De baja intensidad: los gritos, pitar, dar ráfagas de luces, hacer gestos insultantes (cortes de manga, “peinetas”).
  • De alta intensidad: pegar el coche al del otro conductor, realizar maniobras bruscas de cambio de carril o de frenado. Y, en el extremo más peligroso, agredir físicamente al otro conductor.

 

¿Todos estamos igual de predispuestos a la agresividad al volante?

 

Realmente, la ira del conductor es una conducta y, como tal, cada individuo la vive o está expuesto a experimentarla de distinta manera. Por supuesto que hay conductores tranquilos, que no muestran estos rasgos de agresividad.  Otros que solo tienen estas reacciones de forma puntual. Y, también, están los que se suben al coche e inmediatamente se transforman en conductores iracundos.

 

Entre los factores que propician la ira del conductor, los más destacables son:

 

1. Razones de índole personal

 

Como decíamos, la personalidad juega un papel importante en el surgimiento de estos ataques de ira al volante. Hay individuos de naturaleza más explosiva, con menos control de sus emociones y menos habilidad para mantener la calma.

 

2. Poca tolerancia ante la frustración

 

Con los niños pequeños, apreciamos muy bien esta incapacidad de aceptar los fracasos. Lo más habitual es que exploten con una rabieta cuando no consiguen lo que quieren. Desafortunadamente, una falta de educación en el manejo de la frustración desemboca en adultos que no saben adaptarse a los imprevistos. Por eso, reaccionan con ira cuando les adelantan o un peatón cruza por donde no debe.

 

3. La ira del conductor se relaciona con el estrés

 

Si estás estresado, es más fácil que pierdas los nervios. En estas circunstancias, estar inmerso durante horas en un interminable atasco o pegarte un susto por el volantazo del conductor de al lado, desde luego no ayuda a mantener la calma.

 

4. Un exceso de confianza

 

La ira del conductor es muy frecuente entre aquellos que se sienten los reyes del volante, que consideran que nadie conduce como ellos. Por tanto, reaccionan mal ante los fallos de los demás.

 

5. Malinterpretar la conducta de los otros

 

Nos pasa al volante y, también, en otras situaciones de la vida. Estamos especialmente sensibles, cansados o estresados y eso nos lleva a tomarnos peor un gesto o una acción, de lo que lo haríamos en otra circunstancia. Es probable que la otra persona no haya hecho nada especial, pero tú estabas predispuesto a sentirte atacado.

 

Poner freno a la ira del conductor es importante por tu seguridad y por la del resto de conductores. Sobre todo, piensa que te mereces disfrutar de tu tiempo al volante, convertir la conducción en una experiencia placentera. Conseguirlo pasa porque identifiques qué factores te están afectando y provocando esas reacciones tan inusualmente agresivas.

 

Desde Pensaments Psicólogos Mallorca te animamos a tomarte en serio este tema. Y que pidas ayuda y apoyo psicológico si te ves superado e incapaz de manejar esta situación con tus propios medios. La ira del conductor es una amenaza a la convivencia y, en el peor de los casos, puede acabar en un accidente de tráfico.