¿Qué es la validación emocional?

Los seres humanos sentimos y lo hacemos de forma involuntaria, porque es una reacción que surge de manera natural. Sin embargo, generalmente por condicionantes externos y convenciones sociales asumidas, a menudo intentamos modificar esas respuestas. La validación emocional es una estrategia psicológica esencial que viene a recordarnos que todas las emociones que experimenta una persona tienen sentido y, por tanto, son válidas y debemos respetarlas.

 

Claves para entender qué es la validación emocional

 

En algún momento de tu experiencia vital, seguro que has escuchado comentarios del tipo, “No deberías preocuparte tanto”, “Estás exagerando” o “No vale la pena ponerte así”. Y, es muy probable que hayas sentido la necesidad de buscar en tu interior las fuerzas para responder como te piden. Pero, ya te confirmamos que no lo habrás conseguido, porque sentir no es algo que dependa de nuestra voluntad.

 

Es cierto, tenemos capacidad de modelar la respuesta, de manejar cómo manifestamos una emoción. Lo que no podemos es dejar de sentir esa emoción. Es fácil entender la diferencia con este ejemplo: ante una noticia dolorosa, te sientes triste, aunque puedes evitar que se te salten las lágrimas. Controlas la reacción, no la emoción. En la mayoría de las ocasiones, lo haces para que no se produzca el rechazo y la incomprensión de otras personas. Incluso, porque tú mismo no aceptas tu emotividad.

 

Es más, lo verdaderamente significativo es que tú también habrás “invalidado” las reacciones emotivas de otra persona, con tu actitud o tus palabras. Es una actitud tan extendida que casi no somos conscientes de que se produce, menos aún de sus repercusiones. Y, por eso, es tan importante trabajar la validación emocional, porque nos ayuda a empatizar y a aceptar la emotividad de los demás.

 

La importancia de validar las emociones

 

Básicamente, la validación emocional es una estrategia para mejorar la comunicación interpersonal. Para validar la experiencia emocional de otro es imprescindible que esa persona sea capaz de transmitir qué siente y que el receptor le haga llegar su aceptación, su respeto sobre esa emoción. Gracias a la validación emocional se aumenta la confianza de la persona y se estrecha el vínculo de la relación.

 

Cuidado, no hay que confundir aceptación con conformidad. La validación emocional no implica que estés de acuerdo con la opinión de la otra persona, lo que supone es que lo valoras, sin juzgarlo o criticarlo. Pero, no es tan sencillo como parece, porque solamente tiene sentido si se percibe por ambas partes, siempre es bidireccional.

 

Otro concepto relacionado con la validación emocional y que suele generar confusión es la identificación entre emoción y conducta. Esta última, la conducta, es una respuesta emocional. Existe una diferencia esencial entre ambas, mientras todas las emociones son válidas, no ocurre lo mismo con las conductas. De nuevo recurrimos a un ejemplo clarificador: enfadarte ante lo que consideras un ataque a tu persona es una emoción válida, pero si la conducta con la que reaccionas es violenta o insultante, esa conducta no se puede validar.

 

Las estrategias de validación emocional más efectivas

 

Hay quienes tienen de forma innata esa capacidad de validación emocional, aunque no es lo más frecuente. Pero, eso no es excusa, porque lo que todos tenemos es la capacidad de aprender a validar emociones. Estas son las pautas que puedes seguir para conseguirlo:

 

1. Tener una mente abierta

 

Vivir en sociedad no implica que tengamos que asumir y encorsetarnos dentro de unos principios rígidos y demasiado homogéneos que nos limitan. Es importante mantener un espíritu crítico que nos permita cuestionarnos todo. En el caso de la validación emocional, esta apertura de mente nos ayuda a ponernos en el lugar del otro, sin ideas preconcebidas.

 

2. Hacer notar nuestra presencia

 

Para que alguien sienta que entendemos y aceptamos sus emociones, es imprescindible que note nuestra presencia. Una presencia emocional que podemos mostrar de modos muy distintos, no hace falta hablar. Hay silencios que acompañan mejor que muchas palabras. O miradas, un abrazo, un gesto de complicidad.

 

3. Mantener una escucha activa

 

En este proceso de validación emocional es crucial que el otro perciba nuestro interés. No basta con que escuchemos, hay que mantener lo que en psicología denominamos atención activa, no solo prestando atención a sus palabras, sino leyendo sus gestos y reacciones involuntarias, que tanto dicen sobre nosotros.

 

4. Entender y normalizar la situación

 

Siempre desbloquea la tensión que seas tú quien anima al otro a dar salida a lo que está sintiendo. Expresiones como “entiendo que te ponga nervioso la idea de tener que hacer esa entrevista de trabajo” es un ejemplo de cómo puedes ponérselo más fácil.

 

La validación emocional es una interesante herramienta que facilita las relaciones y nos ayuda a manejarnos por el siempre complejo universo de las emociones. En Pensaments, te ofrecemos asesoramiento psicológico y apoyo en caso de dudas o dificultades. ¡Puedes conseguirlo, seguro!